Las Cajas de Ahorro y Crédito Popular en México
Las Cajas de Ahorro y Crédito Popular, aparecen por primera vez en México en el año 1951 a iniciativa del sacerdote Pedro Velázquez, quien a su vez había enviado dos años antes a unos presbíteros a la Ciudad de San Francisco Canadá, para que estudiaran métodos de educación popular, y ahí fue que conocieron las “Caisses Populaires”, fundadas por Alphonse Desjardins a principios del siglo xx.
La mayoría de ellas se mantuvo fiel a los principios y ordenamientos de la iglesia que les dio origen, sin que el gobierno participara en ésta actividad ni con políticas de fomento ni con acciones regulatorias.
El 16 de abril del 2013, Manuel Velázquez Hernández, hermano del Padre Pedro y también fundador; fue homenajeado con la medalla al Mérito Cooperativista y la Economía Social, otorgada por la Cámara de Diputados.
En 1951 se creó la primera Caja Popular denominada “LEON XII”, cabe mencionar que el desarrollo de ésta primera caja se caracterizó por surgir en medio de grandes carencias y sin un sustento legal que reconociera sus operaciones, esto a razón de ser inexistentes como entidades jurídicas.
Para 1954 se contaba con 20 instituciones aproximadamente, habiéndose celebrado en ese mismo año el Primer Congreso Nacional de Cajas Populares.
En 1964 y ante el aumento de dichas organizaciones fue creada la Confederación Mexicana de Cajas Populares, calculándose que existían en todo el país más de 500 cajas aproximadamente con poco más de 30,000 asociados.
Si bien, fueron desarrollándose por iniciativa de las comunidades, la mayoría de ellas se mantuvo fiel a los principios y ordenamientos de la iglesia que les dio origen, sin que el gobierno participara en ésta actividad, ni con políticas de fomento, ni con acciones regulatorias.
En la Ciudad de Querétaro se reguló por primera vez a las cajas populares a través de la “Ley de Sociedades de Solidaridad Económica”, la cual fue publicada en 1986, y posteriormente en 1987 en la Ciudad de Zacatecas surgió la “Ley de Cajas Populares”, Sin embargo, no fue sino hasta 1991, cuando se promulga la “Ley General de Organizaciones y actividades Auxiliares de Crédito”, dando origen a las sociedades de Ahorro y préstamo como intermediarias financieras y reguladoras.
En 1994 se emitió la nueva Ley General de Sociedades Cooperativas, abrogando a la ley de 1938, dicha legislación incluía por primera vez la figura de las cooperativas de consumo, reconociéndolas bajo una actividad preponderantemente complementaria de ahorro y préstamo.
Al ser una ley insuficiente, por no considerar una regulación prudencial, supervisión, barreras de entrada, contrapesos en los órganos de gobierno, mecanismos de salida ni sanciones, surgieron algunos problemas.
Siendo los más relevantes:
- Heterogeneidad en los sistemas de información y contabilidad.
- Liquidez creciente, aunada a una mala administración de riesgos.
- Carencias en cuanto a la administración de riesgos.
- Inadecuada contabilidad de cartera vencida.
- Problemas de solvencia en varias sociedades.
Para el año 2000 empezaron a surgir problemas derivados de actividades fraudulentas por parte de algunas personas que aprovechando los vacíos legales establecieron cajas irregulares.
A raíz de los problemas que existían en 2001 se reformó la Ley de Ahorro y Crédito Popular con lo que se pretendía supervisar y vigilar la actividad financiera de las cooperativas a través de la Comisión Bancaria y de Valores. Con las reformas a la Ley de Ahorro y Crédito Popular se reconocieron entre otras, figuras como: Las Sociedades Cooperativas de Ahorro y Préstamo y las Sociedades Financieras Populares.
Ambas figuras debían agruparse en Federaciones y éstas a su vez debían agruparse en una Confederación que sería la encargada de integrar un fondo o seguro de protección, similar al que opera en el Instituto de Protección de Ahorro Bancario.
Dicha Ley no pudo resolver los problemas, contando con una excesiva regulación y abriendo la puerta a la especulación dejando a millones de pobres ahorradores en manos de sociedades privadas con un gran apetito de lucro.
Según Informe del Banco Mundial, en 2002 existían 657 intermediarios financieros, en su mayoría cajas populares y cooperativas y de acuerdo al Consejo Mexicano de Ahorro y Crédito Popular.
En 2007, las cajas populares representaban un 80% del sector, que con sus seis Federaciones agrupaba a 2.682.161 personas.